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ALGUN DIA ASÍ

Llegarán noches en blanco de pensamientos secos, voces sin forma y retorcidas, gestos abiertos, grises. Llegará un día en que todo esto dirá adiós y sí, tendremos acceso a nuestra propia decadencia.
Mira las aguas que bajan serenas y llegan casi al portal devorándolo con su silencio espantoso, atronador. Qué fue de la sonrisa y dónde espera el orgullo herido que nos aprisiona. Inútil confesar nuestra cobardía, las heridas abiertas de sol a sol, las aguas que siempre bajan, calladas y tenues, y que empapan de esperanza humilde la piel a jirones; tras las cortinas brillan palabras calladas de negación, aún de arritmia. El hombre devorado a si mismo con tanto por llorar los días blancos. Blancos.
Legarán noches sin fin nuestros deshechos. Con impulso ciego nos hundimos y abandonamos todos los caminos, algunas blancuras no se limpian, algunas voces no vuelven del placer ritual; qué hay de tí, igual a un arco destensado, qué de tu vanidad lechosa tan vieja que no sabes a quien esperas ni cuánto pagas por un sueño, y te darán vueltas en la noria deprimida hora tras hora hasta el ocaso, esos roces de fragancia breve persisten en el tiempo. Una lágrima primero por el crepúsculo y más tarde por la sed que no termina de crecer.
Llegarán noches así y días así, tán frágiles como tu castillo. Y detrás de tu ventana verás todas las cortinas descorridas en un éxtasis banal por recuperar una esencia infértil, claramente deslucida.

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