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MEMORIA HISTÉRICA

Bueno, pues ya han votado la ley de recuperación de la memoria histórica (subtítulo: con el consiguiente revisionismo de actas y locuras varias perpetradas por el fascismo hitleriano franquista durante nuestra cruel guerra civil y posterior dictadura de marras). Pues eso, una ley útil, necesaria y fundamental para el ciudadano de a pie del año 2006 y siguientes, un paso adelante para el hombre y para las nuevas tecnologías, a sumar a los hallazgos de la alianza de las civilizaciones, el fin de la violencia (sic), la lucha contra el tabaquismo, las bodas de homosexuales y demás películas imaginadas por alguien que ha estado muy solo durante demasiado tiempo, lo cual ha roto su cabeza. Por favor, deje usted su cabeza donde sea y coja otra, porque hay que fastidiarse. El general imagina a todos esos abueletes y no tan abueletes indignados con esta ley, dejándose una pasta en la guerra de las esquelas relativas a las víctimas del terror rojo y franquista que llevan más o menos un año publicándose en los periódicos y periódicas de nuestro territorio multinacional o lo que sea, y entonces se le vuelve la cabeza del revés. Tenemos películas sobre la guerra civil, tenemos documentales, canciones, libros, novelas, juegos de PC, tertulianos altamente especializados sobre la guerra incivil, tenemos como cien bosques arrasados para llenar las páginas que ha generado el rollete y, sobre todo, tenemos un hastío grande de esa época (menos mal que está Harry Potter y Alatriste, que si no...); además lo diremos: casi todo es una cosa malísima de difícil digestión, especialmente las pelis y las tertulias de televisión. Os recuerdo que Franco murió en la cama y ganó la guerra y ya, no hay tema, igual que Napoleón fue expulsado de España o los ocho siglos árabes. Además, yo tengo para mí que las guerras púnicas no han sido suficientemente estudiadas, ya que creo que realmente ganó Paco Porras y nadie sale valiente a destapar la verdad, maldita sea. Por no hablar ahora de las violaciones colectivas de Viriato, o el caballo de Espartero remendón o la conexión Operación Triunfo-Rasputín, que si no ya veríais...
Señor presidente dos puntos. Ponerse ahora a desmantelar el franquismo y revisitar la guerra civil es una payasada enorme, más que las otras. Pretender quitar los monumentos de un solo bando es una estupidez indigna hasta de usted, que ya es decir. Suponer que es cosa buena revisar todas las condenas de los tribunales de Paquito es ya directamente kafkiano (idea de los Ezquerros, claro). Y hacerlo en 2006 casi 2007 define claramente sus síntomas: suprema gilipollez aguda; deje en paz a los muertos, dije antes en otro suelto, y repito ahora, déjelos de una puta vez, y gobierne para los que hoy vivimos, que es su misión. Volver 70 años atrás es de iluminados obsesivos, y si se decide a revisar los casos la cola en los juzgados se va ha prolongar hasta el 2057 o 58, amigo.
Mire usted, hermano oso: tenemos por aquí a los etarras, a los islamistas, a los separatistas que se cuelan en piscinas y tonterías así, tenemos una penosa televisión pública, pacos el pocero a paletadas, empresas semiesclavistas y corrupción a granel, pederastas, maltratadores, tenemos hasta la caspa de Gran Hermano, incluso los ultras fascistas y nazis del fútbol, okupas, las mafias del este dando leches en las casas, vamos, tema para ponerse el mono y entrar a desmantelar de verdad los asuntos de hoy mismo. Haga algo de provecho, por todos los demonios del mundo, haga algo ya.
¿Cuando se supone que hay elecciones, Dios mío?. La memoria histórica deviene histérica en España, país de comicidad casi bananera. Sois tontos, pero tontos-tontos, de los del bote.
Por cierto, tengo un conocido que se va ha comprar una casa en la madrileña urbanización Rosa de Luxemburgo, y quizá haya que cambiar el nombre a todas las calles (Marx, Engels y todos los santones del universo progresista). ¿No? ¿O qué?

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