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LA HUELGA DE LAS HIENAS

Pregunta a cualquier persona con cerebro en funcionamiento y ética coherente qué piensa sobre la huelga de hambre de un hombre como De Juana.
Pregunta a cualquier persona atemorizada por la banda (o mejor panda) ETA qué piensa del sufrimiento de un hombre como De Juana.
Pregunta a las tumbas del cementerio y a las vidas machacadas que tienen que vivir cada día con recuerdos de pesadilla qué es lo que piensan de cualquier reivindicación de un hombre como De Juana.
Pregunta a los libros de historia cómo acaban las corrientes sociales que nacen de la violencia y la degeneración, y qué supone para la civilización movimientos conducidos por líderes y sicarios como De Juana.
Pregunta a los buenos alimentos qué es lo que piensan cuando acabar en la panza de un hombre como De Juana.
Pregunta al cielo si quiere iluminarle con su calor, a la noche si desea cobijarle, al agua si quiere limpiar su piel, a la tierra si necesita sostenerle.
Pregunta a cualquier vivienda si está contenta con tener en su seno a un hombre como De Juana, pregunta a la justicia verdadera si es justo dejar suelto, vivo, entero a un hombre como De Juana.
Pregunta a los que pudieron pedirle clemencia y a los que no pudieron qué opinan de un hombre apellidado De Juana.
Pregunta a Dios si un hombre como De Juana es fruto de su amor.
Y luego pregunta a su familia que piensa de un pariente tan entrañable como De Juana, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, a sus maestros en el sutil arte de la ideología terrorista, a los que mandó a recados sangrientos, a los que conocen su verdadera personalidad, a los que ha amado y le han amado, a los que le vitorean y animan, a los que dejan hacer sin más porque necesitan vivir aunque sea con temor, a los que han disfrutado de su compañía y amable personalidad.
Y luego siéntate y compara las respuestas de unos y otros, de cosas y hombres y mujeres y niños y muertos.
Finalmente mira los ojos, gestos, sabiduría, preparación, moral entrevista en las palabras de cada uno de tus encuestados y pregúntate de quién te fiarías para juzgar el valor real de un hombre como De Juana.
Ahora te respondo yo: Si un hombre como De Juana tiene el gusto de hacer una huelga de hambre, espero que llegue hasta el final, y espero que sus huesos sirvan para vallar los estercoleros de cualquier ciudad, o cualquier depósito de desperdicios que precise restos de alimaña para ser escupida o vomitada; y espero que su muerte sea lo más dolorosa posible, con permiso del buen Dios que nos dió un contemporáneo tan útil como De Juana. Y espero que sus sucios compañeros de viaje le imiten y que no pueda quedar nadie sobre la tierra que llore la muerte de estos espectros. Y pienso que es tan cobarde que no morirá, porque antes de la huelga de hambre, mucho antes de llegar a eso, un hombre como De Juana prometió, al coger su primer arma, pasar el resto de su fase larvaria (lo más lejos que llegan los de su especie) practicar la huelga de hombre.
Ahora, que le den quesitos a las criatura, y a sus amigos también.
La vaca que ríe es lo mejor para los asnos de aspecto y forma de hiena.

Comentarios

  1. Pues yo ya he hecho todas esas preguntas que dices, pero me han contestado cosas que haría removerse los cimientos del infierno.

    Creo que ni siquiera ahí quieren a semejante bandarra.

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