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ESCLAVOS A EURO LA DOCENA

Duerme, pues viene el tiempo malo. Si partimos del hecho innegable que somos un país avanzado y añadimos que cuesta la salud desenvolverse despreocupadamente en España, nos podemos hacer una idea de cómo viven los seres humanos en los países de debajo. Yo, aquí, descubro a cada paso del camino nuestra infinita miseria para sacar adelante una vida algo, tan sólo un poco, desahogada: cinco años para pagar un coche barato, treinta para una casa, un colegio, un seguro, incluso una comida fuera supone casi un descalabro en las cuentas que angustian hasta el dolor, la rabia, la desolación. Plazos para respirar un poco de aire puro en esta nuestra tierra, todo vale al menos el doble de su valor, siempre abierta la cartera, la tarjeta, la vida misma abierta en una herida infinita, y no nos damos cuenta. Y no queremos tener la certeza de que se ríen de nosotros, unas carcajadas que impiden nuestros sueños.
Hay un ejército incontable de personas adherido al aparato estatal, ayudas a organizaciones sin valor, facturas ficticias en obras, promociones, actos culturales. Subcontratas que hacen volar el dinero de todos, peajes, reuniones, protocolos que cogen libremente la riqueza que todos sudan menos quienes la manejan; debemos entonces callar y tragar la naúsea, pues es lo común, saberlo y callar como cobardes para que no empeore el tiempo. !Qué poco supone el dinero para quien no lo sangra cada día en cada humillación del sistema a los pobres ciudadanos!. Las autonomías sacando los euros como usureros indecentes, los ayuntamientos rascando como en una versión alucinada del sheriff de Nothingham en traje exclusivo, coche oficial, acto oficial, despacho oficial y todo para qué, para recibir bofetadas alegres de nuestros hermanos cuando alzamos la voz indignados, cuando un médico al cual pagamos todos decide abandonar su obligación y olvida investigar los males de aquellos que sufren y no obtienen respuesta, cuando un juez prepotente hunde la esperanza de una persona cualquiera con decisiones vergonzosas, cuando te cobran por no hacer nada, y lo descubres el día que una explosión de gas destroza todo tu obra de años. Y nos convocan a manifestaciones contra esto y aquellos y nos invitan a participar, pero en qué, en qué, si nunca hay un gesto por la masa, nosotros, la sucia masa descompuesta y expoliada. Qué carita de pasmo se nos queda cuando descubres que no, que eres un número más y no tienes derecho real a nada, a nada, a nada, nada para tí, pequeño, mucha suerte. Porque sí, porque tienen el dinero en la manita y es para ellos, para lo que quieran, para ellos
¿Quién ha decidido esto, cuándo esta sociedad agonizante se reunirá para el servicio de la mayoría? ¿Por qué los sueldos más bajos tienen que tener retenciones del IRPF, por qué nos ametrallan con calma? ¿Por qué nos dan comida podrida y extraña? ¿Por qué pagamos impuestos a cada segundo, por cualquier cosa que tengamos? ¿Por qué vivir se convierte en una carga insoportable? ¿Somos los nuevos Iloi, al fin? ¿Somos carne y objetos de trabajo? ¿Nos mantienen vivos para destrozar nuestras almas mientras ellos comen como cerdos con el resultado de nuestro esfuerzo? ¿Por qué mendigamos nosotros, los ricos ciudadanos del primer mundo?.
¿Sabes? Cuesta mucho cada moneda que llega a nuestras manos y cuesta más retener un poco de seguridad, y somos personas sin rumbo, hombres y mujeres despojados para los cuales el camino acabará en una mirada perdida junto a los bolsillos vacíos, después de todo.

Comentarios

  1. nos mantienen vivos, porque si no, los ricos, serían menos ricos. pero eso ha sido así desde siempre.

    aún así, tenemos mayor nivel de vida que los campesinos medievales o los proletarios decimonónicos.

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  2. Ellos sólo se preocupaban de vivir y no tenían ni idea de lo agradable que puede ser desearlo todo y saber que está al alcance de la mano, y eso es lo malo de vivir hoy día en este mundo infecto (cuando no hay dinerito para saciar los apetitos)

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