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EL SALVADOR DE NADIE

Si yo fuera él, también estaría dolido, deprimido, horrorizado. Tantos años de abnegado sacrificio guiando a la nación para acabar así, de chiste general, escarnecido, con la espalda llena de burlas.
Quizá el pelito largo se deba a eso, un afán de ocultarse tras la mata, o puede que sea una especie de pararisas. Porque pocas veces se ha visto un final más tristemente cómico, pocas veces se han olvidado más fácilmente unos buenos años de gestión. Lo conseguiste con un final de vergüenza, cómicamente patético, qué figura, presidente. ¡Cómo van a comprender la boda imperial en El Escorial, ellos que no saben de dinastías emergentes!!Qué sabrán ellos de la alta política internacional!¡Yo saludando desde el yate de un magnate!¡Yo correteando con el presidente de la nación más poderosa de la tierra!¡Yo, sacándoos de las tinieblas, desagradecidos!¡Yo, nombrando sucesor!¡YO, YO,YO, el último Rey de Reyes!¡Yo, mirando a las masas ignorantes, superior a todos, el elegido, el más capaz, el sereno guía de una nación, un destino!.
Es nuestra ventura tener por líderes mesías de miras esquizofrénicas, pues así es la sociedad, una esponja de veleidades y crímenes y bipolaridades imposibles. Un batiburrillo de ideas tontas elevadas a dogmas inquebrantables, inamovibles, perfectos. Por eso, cuando abandonan el poder los napoleones de pastel, lloran en los rincones por la ingratitud: No hay estatuas, no hay pirámides, no arcos de triunfo que glorifiquen sus inmensas gestas.
Ahora, con el tiempo, enrojece su semblante al recordar el generoso acto de renunciar a sus oropeles (¿O son Oropesas?) para que viesemos todo los que perdíamos con su figura cósmica; tiene que ser duro saber que no cuentas con la nostalgia de nadie, excepto aquellos que se lucraron de alguna manera con tu gestión. Tiene que ser duro reconocer que nada cambia demasiado, los mismo robos, las mismas infamias con otros nombres y otras fechas. Es lo que sucede cuando uno enloquece, que no sabe ver la triste realidad; tus años, presidente, quedan como un amalgama tragicómico de prebostes engordando con la soberbia que cada voto supone en una mente sucia y autohipnotizada, donde un buen principio, repito, nos degeneró en un detestable final y un regalo añadido en otro tonto bienintencionado, algo más incompetente.
No llores, chaval, te queda una buena pensión y una fundación para autojustificarte, amén de una fama universal de payaso involuntario que no borraría ni un tsunami gigantesto. Has colocado a los tuyos y tienes una buena casa: eso te ha dejado el pueblo español.
Mi queja, arrogante estúpido, es que tu idiotez y tu prepotencia nos ha dejado a un subnormal profundo guiando España y a un abúlico luchando en una oposición absurda: por eso España se descompone, y tu responsabilidad es grande, Cesar del pádel, hippy cincuentón.
Gana dinero con esta idea, maestro: Nos debes más de lo que hiciste por nosotros, bastante mas.
No saber que uno es inepto no exime; deberías dar alguna conferencia con este tema.
Yo pagaría el precio que fuera por ver tu exposición, gran oráculo.

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