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EL CERDO PREPOTENTE LABORAL

Saludos, amigos estándar, hoy voy a hablaros de alguien que conoceís muy bien, una especie humana triunfadora y despreciable que opera básicamente en entornos laborales precarios (80% de la masa trabajadora): El cerdo prepotente laboral, en adelante CPL.
El CPL suele manifestarse como individuo torvo, hijo desconocido de satanás, que desde una posición baja en la pirámide empresarial -léase desde la esclavitud becaria- se ha ido abriendo paso a codazos y traiciones varias hasta ocupar justamente el estrato superior al tuyo; ahora ya sabes el nombre y apellidos, porque es como el ángel de la guarda, todos tenemos uno. En este primer acercamiento nos encontramos dos variantes de CPL. Una es el Cerdo Desagradable Prepotente Laboral, que se caracteriza por el aspecto de hiena manchada, los modales de la rata y las maneras de Hitler renacido. Es incomprensible su ascenso en la escala de poder y, a no ser que tengas una necesidad imperiosa de comer, esta rama de la familia CPL es tan sumamente voraz y horripilante que devora y despide a su subordinado en apenas unos días, tras lo cual la víctima tarda meses en hablar con alguien o salir a la calle. Lo bueno de esta especie es que un tipo avispado se da cuenta de lo que le espera en menos de un minuto, justo cuando esta variedad de cerdo muestra sus armas altamente efectivas. Se suele dar en supermercados y obras, aunque también habita en pequeñas superficies oficineras; es amado especialmente por las ETT, de las que se nutre de condenados. Esta variedad es endémica y no tiene subfamilias. La otra variedad es el Cerdo Prepotente Laboral Oblicuo, que tiene mayoría femenina. Se caracteriza por el rostro sinuoso aunque extraño de rasgos entre normales y afilados. Se presenta con educación, y su modo de operar varía entre la adulación y el latigazo. Son peligrosos, bajo una capa de comprensión esconden un monstruo doblegador de voluntades, capaz de invitarte a comer y montarte un conflicto laboral enorme en una sola jornada. Para cuando el individuo se da cuenta del ataque del Oblicuo es tarde, la dirección de la empresa le tiene catalogado como inútil, excremento, problemático y de dudosa rentabilidad, y cualquier intento de salir de esa etiqueta es inútil. Pasan meses hasta que la víctima descubre que ha caído en las redes de Oblicuo, que incluso después de haber logrado tu despido viene a verte, te llama, te consuela. Años, si le satisface. Los caídos en este ataque no vuelven a trabajar seguros jamás y nunca traban amistad con los compañeros de trabajo. Llamemos al Oblicuo CPLO.
El CPLO tiene una subespecie, peligrosa y dura, que es la variante Ululante, esto es, CPULO. Estos llegan a la cúspide con el tiempo, debido a que no son descubiertos hasta que toda la manada ha huído lejos, y lo peor es que puede perseguir a cualquiera, en cualquier ciudad y empresa, y arrasar con la moral de la víctima propiciatoria introduciéndose en el círculo de amistades. Tiene mayor capacidad de enmascaramiento y propicia un enfrentamiento general antes de la destrucción masiva de subordinados; se sabe de algunos casos de guerra con otros Ululantes y demas variedades del CPL, incluyendo subespecies y subfamilias. Se alimenta de depresiones, que provoca hábilmente encargando trabajos que sabe inútiles o menospreciando en público a su subordinado, o sea, tú. Procrea y vive en terrenos laborales propicios, tales como oficinas bancarias y centros comerciales de pasado turbio. El CPULO, además, tiene una derivación conocida como Atildado, que puede pasar a actuar en oficinas de toda índole, y tiene rasgos físicos medio agradables, lloriquea si lo considera necesario o se ve atacado e impide cualquier ascenso profesional ajeno, incluso arriesgando el propio. Esta derivación muere sola y abandonada, pero es casi letal para la autoestima. Trabaja, por decirlo así, preferentemente en clínicas y entre funcionarios existe abundancia; es el CAPULO.
Y llegamos a la cúspide del CPL, la máxima expresión de la especie, incluyendo subespecies y mutaciones varias, el rey, la leyenda, difícil de encontrar e imposible de neutralizar: el cerdo atildado prepotente ululante laboral ladino oblicuo. Hay quien afirma que no existe, pero se han visto ejemplares en todas las actividades del mercado laboral, incluyendo ministerios y pequeños comercios (donde es poco abundante). Esta supraespecie se caracteriza por: Es un mando intermedio, mantiene excelente relación con la cúspide, posee don de gentes, palabra fácil, exalta la amistad y repite varias veces al día a su víctima que es muy amigo de ella y asegura ayudarla en todo, niega hasta lo más evidente (por ejemplo, es perfectamente capaz de pegarte y negarlo hasta tres veces), juega con su víctima antes de dar un golpe seco y letal, procede con suma cautela, ya que se asegura de evitar el despido liberador de su subordinado, prefiere que éste se vaya libremente. Carece de escrúpulos, ataca en masa o individualmente; a veces usa a un subordinado para destruir a otro y luego lo machaca él mismo (lo que le causa honda satisfacción), posee inteligencia media, carece de estudios serios pero sabe utilizarlos, te deja por tonto aunque tu cultura sea infinitamente superior, intenta siempre hacerse pasar por víctima inocente, bromea constantemente con el incauto enloquecido ya, para cogerlo desprevenido. No hace distinciones: todos los subordinados son presas a devorar. Pequeño, de boca ancha, piernas adaptadas al asiento, manos carnosas y retráctiles, te aísla con descaro, sin compasión, impide subidas de sueldo, impide que te relaciones con las otras víctimas, impide que tengas vacaciones lógicas, impide cualquier atisbo de creatividad que no pueda apropiarse, aunque en ocasiones huye al despacho del director si se ve acosado y llora.
Es eficaz, duro, implacable y objetivo en su acecho. Tiene novia o mujer a la que es infiel y fagocita a sus víctimas sexuales.
Ya sabes quién es ¿verdad?. Claro, es el CAPULLO.
Vigila, amigo estándar, porque está allí, rondándote.

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