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NUEVE DERROTAS

En la última semana han muerto nueve mujeres violentamente a manos de sus parejas o, especialmente ex-parejas. Nueve derrotas, vergüenza renovada. Esta tendencia del macho actual a liquidar al que una vez fue su amante parece una fiesta cruel cuyas raíces desconocemos.
¿Puede ser una apología de la superioridad física masculina? Conviene recordar que no es definible por falta de educación o formación o perfil psicológico, excepto si tenemos en cuenta el orgullo y la locura de la falsa sensación de posesión que un amor provoca.
Vamos, muchachos, hombres todos, no es esa la medida de la venganza; será quizá que estos individuos vuelven al estado primitivo de primates en una regresión deforme, será la falta de valores y proyectos en sus mezquinas vidas, quién sabe. Causa sonrojo del bueno ver en la televisión el anuncio que ofrecen para ayudar desde la autoridad a las mujeres maltratadas, consejo que la mayoría siguió con los resultados vistos. Llama y denuncia, que la justicia está para eso, para denunciar y, de paso, dar pistoletazo de salida al fracasado asesino, que se parte de risa con la orden de alejamiento. Mientras, las mujeres mueren y el poder judicial añade una muesca más a su lista de incompetencia.
¿Puede ser falta de lógica en el agresivo?¿Será verdad que estamos aún en una sociedad machista? Nueve asesinatos, nueve derrotas, sangre absurda. Un legado de los amores nuestros, qué amor aguanta un final así, que no hay amor ni cuidado. La cosecha infértil para una civilización descolocada, una figura más de la locura.
Hay fútbol los domingos y series y hay cerveza, whisky, cocaína, porritos para todos. Hay un enorme porcentaje de insatisfechos que desean dejar este mundo con algo bien hecho.
Pues sí está bien hecho, sí. Pero si todos os poneís a hacer lo mismo para disimular que sois despojos inútiles, no habrá motivo para seguir viviendo. No necesitamos una sociedad de enanos mentales incapaces de engañar más que a una pobre mujer. Ellas mueren y ellos pierden lo poco que podían ser. Quizás este sea el pago de las mujeres por exigir demasiado de un sexo atrofiado.
Seguimos creciendo.

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