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ELLA

De joven era tan hermosa que se podía oír el deseo imposible de los hombres que la asediaban y perdían la dignidad en su presencia. La belleza se arruinó con los años y los arreglos inútiles que pagaba un marido ya aburrido.
Pero había sido tan radiante que muchos respiraron aliviados y tuvieron una vejez tranquila al verla ajada, mas esto ella nunca llegó a saberlo, anclada como estaba en su edad dorada.

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