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ES POR AQUÍ

Amanece. La primera luz empieza a inundar el camino del valle, mostrando en su linde las plantas en esplendor de la potente primavera y crece el romero, cerca y distante. Aun lejos habla el río cuyo rumor refresca el inconstante camino. Muchos recorrieron la senda antes y sus pensamientos han quedado flotando en el aire como si hubiera un hogar perpetuo para estas palabras nunca pronunciadas. Aquí han tomado forma algunas decisiones afortunadas, porque el camino del valle proporciona a la persona las fragancias y percepciones necesarias para comprender, y los mismo árboles creadores de sombra parecen animar al alma sola a pelear contra el mundo. Así, entre desniveles y curvas y plantas que acarician la arena del camino se alcanza la aldea, triste destino para un paseo de perfección como es éste.
Tantas pasos perdidos en el tiempo, tanta melancolía cuando se deja de recorrer el gran camino de la madre naturaleza y de la humildad del hombre, exactamente cuando la noche anterior ha dejado suave el ambiente con la lluvia opaca, como el primer murmullo del sol, suave. ¿Cuándo llegaremos al centro?.

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