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UN HOYO

Bueno, pues costó una barbaridad horadar el suelo para enterrar los pilares. Después de dos días de esfuerzos, rompieron la primera capa, con lo que el operario respiró aliviado.
El capataz mudó su expresión al asomarse a la brecha y ordenó detener los trabajos; se paseó arriba y abajo por donde la máquina había quebrado el suelo e hizo una llamada. Una hora después se presentaron los constructores, sudando y con trajes caros y feos; conferenciaron junto al agujero y se acercaron a la máquina excavadora.
-Empieza a excavar lo más rápido que puedas, y calladito- Fueron sus palabras exactas.
Hubo un gran socavón que se rellenó de cemento, y de esta manera se perdió la ciudad mejor conservada de la época romana, pues aquellos hombres consideraban mejor negocio seguir con la construcción de un bloque de pisos a tanto el metro construido que avisar a las autoridades y perder el negocio. Eso sí, se llevaron sus buenas piedras de recuerdo, los muy ladinos.

Comentarios

  1. Sigue escribiendo, cada dia espero con ansiedad el sigiente ¿ Cuando uno optimista?

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