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DÍAS COMO HOY

Decía Mafalda que cada vez iba quedando menos que decir. Y eso lo decía en la década de los 60. Ahora, además, va quedando menos que hacer. Esta vida que nos toca sufrir asemeja un bucle eterno de presencias y corrientes enquistadas: Es lo mismo cada día.
Como en un infinito día de la marmota, nuestra vida gira en torno a ciertos asuntos que se cuentan con los dedos de una mano, y que no dejan espacio para la emoción individual o colectiva, a no ser que consideremos emoción adquirir una pantalla de plasma o un nuevo teléfono móvil que incorpore GPS. Las emociones murieron hace años, y ya nos queda esperar que se detenga la noria y bajarnos con la sensación de que podíamos haber vivido más, profundizado más, aprovechado más.
Y así estamos, esperando en nuestra Casablanca privada, esperando, esperando, esperando y, en el fondo del espíritu, sabiendo que hay engranajes que no volverán. Menos que decir, nada al fin.

Comentarios

  1. Pues yo acabo de recibir un móvil con mp3 que me ha hecho una ilusión de la repera, hermano.

    Sobre todo, porque así puedo escuchar música en el trabajo, mientras me toco los eggs a cuatro manos.

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