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ES POSIBLE LA MEMORIA

Es posible que nos tomen por tontos, pero recordar a vuelapluma no tiene sentido, y menos si se recuerda como a uno le apetece. Realmente no es sensato ni ordenado ponerse a pedir cuentas a un cadáver sobre los otros cadáveres, y quien llore por lo que pasó hace setenta, cincuenta años merece un tratamiento. Para hacer memoria están los desgraciados de Atocha, hace apenas cuatro años, o los sojuzgados de Cataluña, del País Vasco, los muertos sin memoria, tan cerca, tan triste como una democracia hipócrita.
Es posible que las gentes escuchen soflamas estúpidas o frases a medias sobre nuestras grandes mentiras, gobiernos legítimos, democracia violada, pero abres los libros de historia, y ahí está Prieto y Largo Caballero y Negrín, tan legítimos como vivir con lo hurtado al pueblo y dejar en campos de concentración a los que lucharon engañados por ideales inútiles. ¿Dónde dice usted que pone, en el ideario de izquierda, que los líderes viviran con lo robado y los que pusieron la cara para que se la partieran doblasen, una vez más, el espinazo? Esos palacios legítimos y esa miseria están para quien tenga ojos sin velo, para todos ellos; pues ¿No están esos hermosos prohombres de la patria con hermosas estatuas plantadas por un bromista infinito?.
Es posible que la memoria borre a El Campesino, a Líster, a Carrillo y tantos más, pero no es menos ciertos que recibirán justicia en la otra vida, de existir ésta en algún sitio que no sea este país en ruinas que bosteza y calla e ignora que una vez hubo una guerra brutal y no hubo inocentes y culpables, sino odio enmarañado por la misma dinastía que se defeca en sus corderos, antes y ahora. Los mismos que no estaban en los trenes o que no sufren una justicia putrefacta, débil, injusta y muerta desde un inicio.
Es posible que no tengaís memoria, pero la justicia, entonces, consiguió aplastar a los malditos, aunque cayeran inocentes.
¿O es que no conoceís las matanzas de Irak, África, Indonesia, China, Afganistán?
Eso es un holocausto y no las batallas del abuelo, sediento de sangre.
De zangre más bien, con zeta de zerdos.

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