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Y SI NOS VEMOS

Nos vemos luego, cuando pase este invierno infinito y cruel, sí señor, nos vemos luego.
Nos vemos después, dentro de un tiempo, y tú me contarás cuánto has vivido y sonreirás mientras recuerdas lo poco que me decías y todo lo que callabas por no herir. Nos vemos en los árboles crecidos en la primavera del mundo, nos sentaremos al sol y veremos qué ha sido de nuestras cuitas y nuestros anhelos, y quizá lloremos mientras la tarde enrojezca y nuestros labios se sequen de tantas confidencias. Habrá un sillar justo y cruel que no temblará al dictar sentencia, y pediré hablar un tanto para no morir sin saber de áquellos a los que despedí abruptamente, antes de cumplir. Nos vemos luego, campos interminables de alegría plenamente alegre donde corren hasta avergonzarse las ideas del ayer, sí, nos veremos allí pronto y habrá saludo y voces y el término de los interrogantes. Yo seguiré amamantando la memoria un tiempo y luego también marcharé, andando despacio y por senderos inciertos; el aire se vuelve mudo y se quiebran las aguas y desaparece lo accesorio en la noche del alma.
El frío recorre la oscuridad y finalmente duermes, pero me has prometido que luego, cuando el invierno pase, nos veremos y todo quedará aclarado entre nosotros, antes de que la lluvia empape la tierra y broten los nuevos robles de la montaña. Espero, pues, nuestro instante.
Adiós, adiós, adiós, sin más ceremonia.

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