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EL TRÁNSITO

Era media mañana; se detuvo bruscamente, buscó un banco y se sentó, con las manos entre las piernas y la mirada desorientada. Esperaba después del derrumbe, sin fuerzas ni respuestas.
Eso sucedió en diciembre en un paseo abarrotado de gente a todas horas, caras lejanas de rápido tránsito. Y él tan quieto e inmóvil en su asiento, y ¿esperando qué?.
Nadie reparaba en su pasividad, muerte al fin.

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