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EL MISMO AIRE

Pues no tenemos tiempo, ni podemos sacar más de ningún lado: Así fluye el agua inabordable, inacabable, infinita de unos y de otros, de la carne y los huesos nutrientes básicos. Y a ambos lados del camino caen las gentes sin respiración y reptan hasta el instante último, tantas horas derramadas, tanto por ver y tocar, tan poco tiempo al reír. Y el sol. La luna mientras caen lagrimones de impotencia, sucios antes de llegar al suelo; reptando a ambos lados del camino. Han construído nuevas urbanizaciones que no se venden, las fuentes se derrumban. La sonrisa más falsa esconde un gran secreto acumulado por los siglos, y es que detrás del telón no hay nada, se lo van llevando los señores del servicio público, el resultado de la carne y los huesos y el tiempo y la pérdida constante.
No tenemos tiempo excepto para volver la cara al calor del sol y temblar de lo que pudo ser y no fue. De lo que no es, ni será. Del tiempo imposible.
Del fracaso, sin duda.

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