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ENGRANAJES

Al final, uno se pregunta qué hace que España se despierte por la mañana, pues estamos hablando de uno de los países más desequilibrados que existen. Es de suponer que hay una especie de élite al margen de los focos que da cuerda a nuestras estructuras, porque está bastante claro que la clase dirigente no pinta nada ni se entera de los caminos a seguir, preocupados como están de pescar a costa de la crisis o bien de evitar nazcan más personas, no sea que se pierda la comida o la ilusión, que tanto da.
Resulta curioso comprobar que la torpeza y la tragadera humana se justifica tras una sonrisa medio bondadosa, medio egoísta, la clase trabajadora en mi pensamiento y en mi dulce corazón. Y realmente no todo es dinero, está la satisfacción de perseverar en una actuación, digamos, de profesionalidad ¿Por qué no, si es cuestión de logística externa? No es necesaria experiencia en tal caso, sino apariencia, y hay tantos aparentes en los pasillos de poder que es imposible que la fábrica produzca nada con estos mimbres, así que determino una oscura élite que nos lleva a pesar de los vaivenes, y que ni siquiera el socialismo con sus grotescas maneras es capaz de desbaratar entre construcciones ilegales, matanzas masivas, falacias incendiarias y buenismo de entrepierna.
Catalanes que escupen catalán, banderas inútiles, desprecios y muerte en las verdes Vascongadas, palabras sin fin cada día, bailes, palabras, reyes sin sombra, dinero esfumado. Fútbol a todas horas, debates elípticos y unas elecciones que dan a entender que los españolitos merecemos volver a África sin pan.
Según Montanelli, periodista del siglo, hay países que no tienen remedio y no se puede hacer nada con ellos. Y lo cierto es que no se hace nada con España, excepto estropear su reseco orgullo.
Un país es conformado por sus gentes, así que de unas gentes amorfas de escaso valor saldrá el país que, efectivamente, nos sale: Amorfo y crepuscular, apaleado por su historia y con la importancia de un insecto. Eso es España: Un insecto arrastrante lleno de sol y de vergüenza, incapaz de moverse ya. Prueba de ello es que esto se escribe en horas laborables, mientras fuera me esperan...

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