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A UN BONO CADUCADO

Parece ser que existen católicos que están por alguna razón insondable adscritos a esta religión, cuyos preceptos les parecen vomitivos y cuya moral les toca mucho el epigastrio. Estos católicos de postín profesan su propia y peculiar doctrina consistente en negar todo lo que afirman profesar. Entonces no resulta extraño que voten a favor del aborto y que sientan deseos de vomitar cuando el viejo Pinochet comulga. Con su cara de acémila brutal, el señor Bono afirma que no es un asesino como el chileno, en hermoza mescolanza churramerinera.
No poco, cabrón.
Una cosa es ser cristiano de bien y otra muy distinta ser un infiltrado, cuya misión última es vaciar las iglesias y aplastar desde dentro la fe. Triste es dedicar una vida a esta sucia, deprimente labor, pero más lo es tomarnos por gilipollas al resto de la grey.
Señor mío, su catolicismo es, en justicia, una vergüenza para los creyentes convencidos, y una muestra aplastante de la bondad de esta religión, pues su entrada a cualquier templo debiera ser repelida a garrotazos.
No sé que religión profesas, monstruo hipócrita, pero desde luego no eres seguidor de Cristo.
Cristo no aceptaba Herodes en sus filas, ni moral a la carta. Y, al final, tendrás la Verdad sobre tu conciencia. El socialismo español siempre destruye, jamás resplandece.
Que Dios te perdone, pues yo no puedo, hijo de...

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