Ir al contenido principal

LA FUENTE

Es triste nacer para incrustarse en un mundo desgraciado y ruin, una miseria prolongada, gigantesca trituradora de voluntades. Yo, yo mismo y para mí, inmensa desidia y pérfida memoria.
Cobardía y electricidad, lo contrario es lo justo; ya sabes lo que no debes conocer, te digo que no te muevas. Orina sobre cualquier muerto a golpes, su sangre son monedas y su funeral emoción pagada. Vive, pues. Nacer es cosa de suerte, puedes morir como un perro o como un mártir oblato (en julio y en paz contigo mismo, a pesar de la profunda violencia, impunidad de la bestia ahora rehabilitada); ambos hechos, necesarios, son cosa de un instante.
En medio gira la vida, tan confusa que no es posible llenarla más que de sueños, efímeros e imposibles. Tanto tiempo para nosotros buscando acuerdos viles, porque la atmósfera del hombre aplasta el esfuerzo del pacto y sólo respiran voluntades superiores o familias arraigadas en la cúspide de cada sociedad, de cada nación. Rastrea sus historias de sagas incrustadas como sarro indestructible, cómo se aferran.
Reza, pues, y pasa sin ruido. No hay esperanza aunque fabricamos velos que enmascaran la pobre realidad y disipan la rabia eterna.
A esto llaman primer mundo, cómo serán los otros.

Comentarios