Uno, José Luis Rodriguez Zapatero, infame bestia destructora, asesino alegre, matarife y miserable alfeñique que por azar, suerte o maldición lleva seis años destruyendo España desde lo más alto. Nunca un tipo más ínfimo logró llegar mas lejos.
Dos, Mariano Rajoy, clase media de la política, gris y sin carisma, carece totalmente de fiabilidad y se rodea de mastuerzos y mastuerzas tan egoístas y rastreros como él. Es culpable de dejar pasar el tiempo para desgastar al gilipollas máximo y así heredar un país destrozado. No es un hombre al servicio del estado sino que se sirve a sí mismo y a su deseo bastardo de poder. No lo debe tener.
Tres, sindicatos de izquierdas. no representan a nadie, viven de extorsionar y amenazar y son culpables de arruinar, en primer lugar, a los proletarios que dicen defender, los cuales han sido los primeros en alcanzar la miseria. Dinero robado, sucio, para pagar chupópteros liberados y barrigudos ponzoñosos. Hay que barrerlos.
Cuatro, el juez Garzón, vergüenza de la judicatura, maneras de mafioso, incompetente máximo y rey de especuladores, ladrón y maestro de tergiversadores, en una sociedad sana estaría limpiando alcantarillas, no poniendo en jaque todo el sistema judicial español. Uno de los grandes artífices del desplome, en este caso moral, de nuestra patria.
Cinco, las sociedades vasca y catalana, permitiendo a asesinos y a robaperas de parvulario alcanzar puestos de dominio y jerarquía en sus pútridas instituciones. Dos regiones infectadas que están sangrando el proyecto común y nos hacen desear de verdad su escisión de España, lejos de nuestro cariño o aprecio. Cáncer de la patria.
Seis, la clase política, compuesta en un 98% por figurones estafadores, sin categoría ni preparación para gestionar una acera, qué decir de un país. Camada negra del latrocinio, sin sentido del deber ni moral de cualquier clase. Aprovechados, desordenados, maleantes y navajeros sin cuento hablando y cogiendo todo el dinero que pueden para ellos y sus sucios amigos. Podarlos sería poco. El PSOE al completo, el PNV al completo, IU enterita, el PP al 99% y demás morralla cobrando de espaldas a la gente que afirman defender.
Siete, la calle, tú, yo, todos, callados y gastando nuestra vida en servir sabiéndolo a intereses bastardos, perdiendo el tiempo y esclavizados para mantener el sistema, dejandonos robar cada vez más, hasta la inanición, por el inmenso Leviatán. Callados y sin chistar, el miedo, el miedo a que nos vean y señalen.
Ocho, la Iglesia, mensaje de Cristo, perdido el rebaño busca rebañar un pedazo de la miseria, obispos infames, curas infames, bendición a miserables y estafadores por unos fieles que seguirían a un cerdo si pudieran, mensajes confusos, sectas salvajes, tristes, irreales. Sexo, indefinición, visión de una caricatura del mensaje de Cristo. ¿Donde están los hombres rectos de la Iglesia? ¿Por qué todo es el dinero, el poder, la mentira?
Esta gente no nos deja vivir ni respirar.
¿Era esto lo que la democracia iba a proporcionarnos, esto?
Dos, Mariano Rajoy, clase media de la política, gris y sin carisma, carece totalmente de fiabilidad y se rodea de mastuerzos y mastuerzas tan egoístas y rastreros como él. Es culpable de dejar pasar el tiempo para desgastar al gilipollas máximo y así heredar un país destrozado. No es un hombre al servicio del estado sino que se sirve a sí mismo y a su deseo bastardo de poder. No lo debe tener.
Tres, sindicatos de izquierdas. no representan a nadie, viven de extorsionar y amenazar y son culpables de arruinar, en primer lugar, a los proletarios que dicen defender, los cuales han sido los primeros en alcanzar la miseria. Dinero robado, sucio, para pagar chupópteros liberados y barrigudos ponzoñosos. Hay que barrerlos.
Cuatro, el juez Garzón, vergüenza de la judicatura, maneras de mafioso, incompetente máximo y rey de especuladores, ladrón y maestro de tergiversadores, en una sociedad sana estaría limpiando alcantarillas, no poniendo en jaque todo el sistema judicial español. Uno de los grandes artífices del desplome, en este caso moral, de nuestra patria.
Cinco, las sociedades vasca y catalana, permitiendo a asesinos y a robaperas de parvulario alcanzar puestos de dominio y jerarquía en sus pútridas instituciones. Dos regiones infectadas que están sangrando el proyecto común y nos hacen desear de verdad su escisión de España, lejos de nuestro cariño o aprecio. Cáncer de la patria.
Seis, la clase política, compuesta en un 98% por figurones estafadores, sin categoría ni preparación para gestionar una acera, qué decir de un país. Camada negra del latrocinio, sin sentido del deber ni moral de cualquier clase. Aprovechados, desordenados, maleantes y navajeros sin cuento hablando y cogiendo todo el dinero que pueden para ellos y sus sucios amigos. Podarlos sería poco. El PSOE al completo, el PNV al completo, IU enterita, el PP al 99% y demás morralla cobrando de espaldas a la gente que afirman defender.
Siete, la calle, tú, yo, todos, callados y gastando nuestra vida en servir sabiéndolo a intereses bastardos, perdiendo el tiempo y esclavizados para mantener el sistema, dejandonos robar cada vez más, hasta la inanición, por el inmenso Leviatán. Callados y sin chistar, el miedo, el miedo a que nos vean y señalen.
Ocho, la Iglesia, mensaje de Cristo, perdido el rebaño busca rebañar un pedazo de la miseria, obispos infames, curas infames, bendición a miserables y estafadores por unos fieles que seguirían a un cerdo si pudieran, mensajes confusos, sectas salvajes, tristes, irreales. Sexo, indefinición, visión de una caricatura del mensaje de Cristo. ¿Donde están los hombres rectos de la Iglesia? ¿Por qué todo es el dinero, el poder, la mentira?
Esta gente no nos deja vivir ni respirar.
¿Era esto lo que la democracia iba a proporcionarnos, esto?