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IRA DE LA MAÑANA

Ni te molestes: a fin de cuentas son sólo palabras, frases, párrafos engarzados hijos de la locura de una mente. Para pensar ya hay otros, aquí se trata de vomitar.
¿Es mejor fingir que no te he visto y seguir de frente? No, señor, lo mejor es seguir de frente mirandote a los ojos y desafiarte, pues eres un miserable y un cobarde y cualquiera vale más que tú. Son palabras para rogar a Dios tu desgracia y tu caída, hijo de perra.
¡Tienes tantos nombres...! Me dirigo desde la sombra y te grito y te escupo, porque tienes manos negras, podridas y farfullas y vives de espaldas; cada día te sientas sobre tu estúpido trasero y hablas contigo de tí, para ellos, para ellas, y formaís el ejército extraño que devora con permiso. Mis palabras evitan la sangre y me desespero al saber como despacio llega la muerte y una parte de mi vida estuve bajo tu influencia.
Y el sol no desciende nunca porque somos lerdos y porque es mejor morir con el estómago lleno.