Somos seres cercados por la legislación, que no comprendemos y que el poder no cumple. Vivimos al margen de la realidad social, que son las gentes de dentro, ellos que recogen las monedas y se las reparten y no cumplen. Y nosotros, seres de sombras, nos partimos contra el muro virtual y al final desconocemos que tipo de prisión es ésta, donde nuestro engaño queda disimulado por leyes, normas, decretos y sanciones que nos mantienen con vida, pero no más allá. Somos la frontera, la carne que avanza para deleite de los sultanes, no respetarán tu vida, no saben de tí.
Somos sombras en la noche que no se detienen y que sirven de alimento a los señores del piso de arriba. Dios mío, ¿donde estás?