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DOMINGO

Pues quién sabe, en cada instante del camino viene la sorpresa. ¿Que puedo decir, excepto que es domingo, hace sol, tengo ganas de sonreir despues de un mal comienzo de día y que espero que el destino deje de ser esquivo? No tengo voluntad sufridora; antes bien considero las horas perfectas como remansos se dulce relleno de actividades mentales, hedonistas, reflejo de las calmas que deben presidir toda iluminación.
Dejemos los deportes de riesgo para aquellos cuya imaginación descansa en algún dorado rincón del pensamiento. El resto necesitamos vivir el domingo como un largo día tranquilo, soleado, reflexivo. Quizá así se aminoren las voces descontentas del verano, y esta mi estructura humana comienze a crecer y multiplicarse com cultivo de laboratorio.
Dulce domingo, dulce. comience el espectáculo.