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ESCUCHA ESTO:

Yo, que soy un pobre vagabundo de mí mismo, tengo una verdad. Jamás paso los días, así sin más, sino que pienso los días, cada cosa, cada estímulo, cada palabra masticada.
De esta manera el fracaso es exactamente el mismo y quizá más, pero da gusto sentarse a hablar y retorcer los instantes, vitamina esencial de la consciencia. Y el día de mi muerte presentaré al juez supremo la frase más larga jamás escrita en el aire, y espero algo de clemencia, que arriba saben de estas cosas.
En fin, largos días de septiembre.