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NO SOÑAR

Nirvana. Estirar el tiempo. Pensarlo, darle mil vueltas al porqué, quién, quienes. Rezar, sí.
Tan necesarios son los vómitos que preceden a esta entrada como descansar, recrearse en individual; a fin de cuentas las palabras se pierden en cuanto salen del universo personal, caen por el sumidero de la generalidad humana, pero uno mismo es y está. Grita y calla, sed.
Tantos años ya sobre la tierra que puedo ver las grietas, los hilos, los imposibles invisibles veinte años atrás. Quizá todos somos un sueño de la élite, juegos sociales y pruebas genéticas de Mengeles ocultos en la ropa, la comida y el tabaco.
El fútbol no es la solución.
La política no es la solución.
El dinero no es la solución.
La tecnología no es la solución.
La sociedad no es la solución.
¿Qué, pues? El uno. En algún lugar de la cabeza se agitan mis deseos y mis soluciones. Es sólo cuestión de encontrarlos y darle a la manivela. Entonces, algún día, mañana, pasado mañana, el jueves que viene el engranaje podrá dar vueltas con sentido y las horas rutinarias serán plenas.
Solución, engranaje, ¡Cómo me gustan las coherencias!
En mis sueños, señor, mueres cada noche, cada noche te suprimo. No estás cerca, pues. .