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LAS MURALLAS DE PAMPLONA

No se crean ni se destruyen, sólo se transforman en centros de pago cutre, vergonzoso, político, en suma. El señor Cervera (con parecido asombroso a Danny Kaye, el gran actor cómico), vista su cortedad de miras, nos toma a todos por cerebros de deshecho.
No sólo es tonto de capirote, sino que encima nos entocomocha con una coartada realmente estúpida, que espero sea motivo de risas sincopadas para la policía y los jueces del caso en cuestión.
La cosa es simple: chantajeo a una especie de banquero de Caja, y por lo tanto un político reconvertido en gestor del dinero de una especie de parodia de los bancos tradicionales, y por lo tanto plagado de irregularidades y latrocinios para la saca (del partido y de mi bolsillo). Vamos el pá la saca universal. Como es lógico, la jugada de la extorsión chusquera precisa una vía de escape, una coartada. Y aquí el cerebelo del diputao brilla como encerado. Se manda a sí mismo un email anónimo a la vez que manda al banquero corrompido la carta de pago y el lugar del mismo. Luego, en un hallazgo de prudencia, responde al email anónimo con grandes golpes de pecho y negándose a ir a la muralla...
Y luego discretamente acude a la cita de la muralla a por la pasta, 25000 euritos para pasar la Navidad, supongo. Como no contaba con que el extorsionado diera cuenta a la policía de la amenaza, le pillan con las manos en la masa amurallada; porque el banquero de juguete no es tan tonto como presumía.
Y así se acaba la carrera de este tiparraco, que por intentar pescar un pellizco absurdo, se queda sin el chollo de diputado, con lo bien que se está tocandose las cositas.
Y, ayer mismo, paseandome por las televisiones de extrema derecha (como apunta Rubalcaba el traviesillo), me encuentro con otra verdad como un templo, gracias al político mas sincero y clarificador del panorama patrio, que no es otro que Albert Rivera.
Su axioma es extraordinario: nótese la celeridad en resolver el caso por parte del Partido Popular, y es que cuando el dinero llena las arcas del partido no se hace nada, pero cuando una oveja se descarría, el esquilado es instantáneo.
Y Cervera que ni se entera, el tío bobo.
Y el partido sigue su curso, como los ríos del oro que todo lo bañan, excepto a los pringados que pagan  impuestos y son comúnmente llamados ciudadanos.
Y así pasan los días en España, con los trileros ocupando cargos y las gentes en la miseria y extraviadas en la desnaturalización de nuestra democracia sin sentido, sin honestidad y sin posibilidad de redención. Un agujero, en fin.