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NOBODY´S FOOL

Hoy hace 100 años que nacía en Brookyn un tal Daniel David Kaminsky, regalo de los dioses para aquellos de nosotros que creemos, a veces, que hay personas diferentes, perdurables, y probablemente únicas en capacidad, genio y saber pasearse por este incierto mundo sin llenarse de inmundicia.
Como genio del espectáculo, hizo de todo y todo bien, incluso esas películas que de vez en cuando sacaN a escondidas las distribuidoras ciegas de codicia, que no saben ofrecer sino bellotas teniendo caviar en la despensa. Esas películas valen porque está él, regalando alegría de vivir y una fresca sensación de persona sana que no le cabe en su afilada cara de pan. Luego se dedicó a UNICEF y también le recuerdo como presentador de circo.
Supe de su existencia porque de niño Televisión Española, aquella televisión útil, programaba ciclos de actores y directores donde uno podía ver esas películas de verdad que han hecho del cine un arte mayúsculo: Recuerdo los tesoros de esas horas, Cary Grant, Paul Newman, y sobre todo Hitchcock y Charlot casi al completo semana tras semana, y por supuesto Daniel. Y además a mi padre le chiflaba el tipo este, con lo que ya esta claro de donde sale todo lo que uno guarda en sus entrañas para siempre como una posesión fabulosa y personal.
Kaminsky vive y se revuelve en mis entrañas, y las chorradas que de él se han dicho (que no me creo, pero que si fueran verdad no lastimarían un ápice mi aprecio por él) y el cierto olvido del que es objeto me entristece, pues no hay mucha gente que sea capaz de emitir luz como él; y cada vez que veo una película suya o simplemente pienso en él, nace una sonrisa que dura en el pensamiento, y me entran ganas de ser, de vivir, de sonreir.
Y me apena ese olvido, porque sueño con películas largo tiempo deseadas, y no hay manera. A ver si desde arriba nos ayuda él mismo.
Y volvemos a ver esas joyas de verdad, regalo del señor Danny Kaye. Todo un señor de la alegría.