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¡NEOFRANQUISTAS!

Me gusta que haya poco impuesto y que se fiscalice muy bien dónde va cada euro público, y me gusta que se cumplan las leyes y que sean justas y razonables. Me gusta que el aparato del estado sea pequeño y muy poderoso y me gusta que el servidor público lo sea de verdad, no agente de sí mismo ni carga para los demás. Me gusta que los empresarios crezcan y me gusta que se les trate con justicia y sean vigilados con sus obligaciones. Me gusta que los jueces sean garantes de la ley y castiguen a quien no la cumple y me gusta que se guarden su ideología cuando imparten justicia. Me gusta la ley de la oferta y la demanda y el imperio que premia a los valiosos y liquida a los improductivos, sean empresas o personas. Me gustan las cosas ordenadas y muy simples y me gusta saber qué debo hacer para no caer en la ilegalidad. Me gusta la pluraridad siempre que no se meta en mi privacidad y me obligue a comulgar con lo que no siento, me gusta la pluralidad liberal y no excluyente.
Me gusta que las personas puedan ser formadas y puedan ejercer su talento desde la educación y el civismo.
Me gustaron hasta cierto punto los años de Aznar en el gobierno, me gustó y aprecio la lucha de la democracia contra los etarras, sin cuartel, con la ley, sin concesiones. Me gustó Antonio Herrero y me gustan Luis Herrero, Jiménez Losantos, Pedro Jota y Carrascal. Me gustaron y gustan los informativos nocturnos de Telemadrid con Tersch y con Dragó y ahora también con Ana Samboal. Me gusta Esradio y Libertad Digital y el ABC y El Mundo de Pedro Jota. Me gustaba el Ya de pricipios de los 80 y me gusta leer a De la Cierva y a Payne y a Vizcaíno Casas y a Paul Johnson. Me gustan Orwell, Guareschi, Wodehouse, Dostoievski y Knut Hamsun. Me gustan los Estados Unidos con todos sus defectos y admiro la fuerza de Inglaterra. 
Me gusta el cine americano.
Por contra, odio los impuestos exagerados y que acaben en los bolsillos de los de siempre, odio las concesiones caprichosas a familiares, amigos y sindicalistas tramposos. No me gusta que la ley sea un escaparate y se use con fines personales y partidistas, no me gustan los arreglos para el bien común, no me gusta el estado leviatán ni el funcionario inútil, incapaz, ineficaz y torpe. No me gusta que criminales a los empresarios sólo por el hecho se serlo y sean el muñeco del pimpampum de los progresistas vacíos, no me gustan los jueces para la Democracia ni los corrompidos por su ideología, no me gusta el estado protector y director de vidas y haciendas y pensamiento, no me gusta. No me gusta que me obliguen a aceptar cosas que me repugnan. ya sea el aborto o el aplauso estúpido a homosexuales y transexuales sólo por serlo, qué valientes, y no acepto que me fuercen a decir que algo es bueno si no lo es. No me gusta la educación dirigida y asnal que nos adorna, llena de prejuicios y analfabetizadora.
Odio los regímenes cubano, venezolano y boliviano. Odio el régimen ruso actual, y la comandita con los árabes imposibles.
Odio a González y al lerdo Zapatero, odio su legado y su miserable proceder.Odio al PP actual. Odio los guiños traidores a nacionalistas fomentadores de odio y heraldo de la muerte, civil o física. Odio los informativos de La Sexta y de Cuatro, odio El País, tan vacío y prepotente. Odio TVE y las televisiones al servicio de la mentira y la manipulación. Me asquea Gabilondo y me repugnan programas como Salvados, El Objetivo y demás artefactos serviles y torticeros hasta el aburrimiento. Ferreras me da pena, y odio Atresmedia, con su juego ideológico vomitivo y ventajista. No me gusta la SER ni Onda Cero, si me apuras no me gusta la COPE actual. No me gusta nada el pesado de Gabo (aunque tampoco Vargas Llosa), no Montalbán ni los premios Planeta.  No me gusta Marías ni ninguno que hace de su ideología la razón de escribir, incluso para hacer Manolito Gafotas. Odio el cine español de los últimos cuarenta años. Odio el trasfondo miserable de Forges y el humor excluyente de Buenafuente, tan cobardes, tan cómodos.
Me gustaba García, odio a De La Morena y a los Manolos.
Y todo esto se convierte en visceral si hablamos de los repugnantes habituales. Amenábar, Almodóvar, la plaga de los Bardem, Wyoming, Ana y los del gusto es nuestro, Toledo y todos los maleducados que firman cosas infumables, imposibles, rastreras y profundamente dañinas. Mención especial a Alberto San Juan, rezumador de odio y ejemplo de servicio al patrón bien remunerado.
Por último, estoy en guerra absoluta con los Iglesias, Errejón, Meyer, Carmena, Colau y demás comunistas que vienen a destruir la sociedad y esclavizar a sus semejantes; éstos son, sin duda, los peores de la clase, totalitarios de última generación.
¿Que sacas de esta lista, incompleta y a vuelapluma?  Exacto: soy un neocon, un fascista, uno de las catacumbas, un residuo franquista y un rencoroso cavernícola.
Un liberal, en realidad. ¿Por qué no nos dejáis respirar a nosotros también, estúpidos?