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EN LA CAVERNA MEDIÁTICA

¿Y si abandonamos el coche en medio de la calle? ¿Y si no pagamos impuestos? ¿Y si dejamos de escuchar las voces de los mamarrachos y de los farsantes? ¿Y si mentimos a los mentirosos?.
Podemos romper la cadena, podemos liberarnos de ella; las palabras que queremos escuchar y acciones que sabemos emprender.
¿Y si matamos a los asesinos? ¿Y si avasallamos a los pistoleros? ¿Y si decimos la verdad? ¿Y si dejamos de pagar la fiesta infinita de las máscaras vanidosas?
Tenemos la fuerza y la determinación: qué harán los parásitos, qué comerán, quién gobernará su ruina. Las bellas palabras de amor en el centro del banco central. 
¿Y si damos la espalda a los sediciosos?¿Y si ignoramos a los telepredicadores de las tertulias?¿Y si borramos los nombres de las avenidas? ¿Y si escupimos en la tumba de la república?
Caminamos como corderos hacia la repulsión, nos guían los menos aptos, los más audaces; esos látigos y esos libritos son muy prácticos para usarlos contra ellos mismos; no los vas a convencer, no te van a convencer.
¿Y si no hay votos en las urnas?¿Y si no hay estado ni estadistas?¿Y si todos nosotros nos saltamos la ley?¿Y si comprendemos que no es necesario tener en la espalda un millar de improductivos?
¿Y si, en fin, resulta que todos somos diferentes? Qué conmoción, todos nosotros juntos siendo cada uno diferente, devolviendo cada golpe, cada agresión, en su justa medida.
Juntos, pero no iguales.
Libres, pero no tontos.
Entérate bien, farsante estándar, lo que es mío es mío: busca de una vez tu propia fuente de bienestar lejos de mi cartera.
Imploremos a nuestra fuerza, desoigamos la ley y a los jueces salidos de la miseria, exijamos por una vez el diezmo que nos es debido.
Más los intereses de demora. Siglos de demora.
¿Y si los mandamos a la guerra, a la cárcel, a los guetos? ¿Y si las ayudas se las otorgamos nosotros?¿Y si, al final, el poder es débil e ilusorio como poner la multa a los guardias?
Piensa, piensa, piensa...