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HASTA LUEGO

Ahora que la selección española empezaba a carburar otra vez con hechuras de equipo competitivo, vuelven las polémicas de a duro el kilo. Como si la tranquilidad dejada con la marcha de Casillas y Del Bosque fuera incompatible con nuestra querida España, ahora vienen las curvas de Piqué, que no sé si son de top model o de zascandil bombero de sus propios fuegos. 
(Entre Piqué y Ramos su majestad escoja).
Si lo entiendo bien, el muchacho se ha cansado de la discusión sobre su implicación en la llamada Roja (feliz invención de algún daltónico pues sería la rojigualda, digo); por tanto, de su cansancio nace la renuncia a la selección, decepcionado el angelito con la persecución a la que se ha visto sometido tanto tiempo que la memoria no alcanza. 
Bueno.
Mientras jugaba su partido tropecientos como internacional, su cerebro privilegiado inoculaba en su disco duro molecular la polémica creciente de la manga cortada, vía wifi directo, de tal manera que al término de la contienda se precipitó su meditaba decisión, con todos los datos sobre el tapete mental. 
Insultos y falsas polémicas dignas del reporter Tribulete, infundios y dolor, dolor personal, dolor doloroso. Ingratos españoles incapaces de comprender la implicación, la segregación, la democracia y a Puigdemont.
No seré yo quien afirme que Gerard tiene más capas que una cebolla y que su tiempo libre es excesivo para dedicarse desde siempre a reírse de la gente, con la habitual connivencia de los habituales trapisondistas. No seré yo quien declare que no ha hecho mas que jugar con todos para que siendo el ofensor devenga en ofendido. No seré yo mismo, con mi piel y mis huesos aburridos, quien afirme que todo el lío está en la gran cabeza atribulada y levemente perturbada del señor Piqué, catalán universal, comprometido con la Roja de las pelotas, y que está preparando, burla burlando, un retiro arracimado al procés de los huevos, que es lo suyo una vez abandone el fútbol.
Por tanto, harto de la injusticia, nuestro central anuncia que no puede más y se va de la selección... en 2018, dentro de dos años, que quiere irse a modo tortuga el hombre. Esto es, a los 31 añitos, cuando vuelva a ser un juvenil, para entendernos y fijar posiciones. Conclusión: la selección perderá a un mito en sus mejores años, en la cúspide de su talento, en el cénit de sus facultades: exactamente de los 31 a los 71, cuarenta años desperdiciados para la causa nacional...
Bueno.
Tiempo habrá para despellejar a los ingenuos -o no- habituales en este tipo de polémicas, que con alma de pez se lanzan a todos los anzuelos que brillan bajo las aguas, y cuya aportación hermosea broncas absolutamente artificiales. Porque una cosa te digo: Como no había a mano camisetas de manga corta, el amigo Piqué recortó la de manga larga de forma ingenua, sin maldad, sin malicia; y probablemente no encargó a algún chusquero a atizar carbón del asunto en las redecillas sociales, qué va, como puede ser posible. El crujidor de dedos no tiene ese retorcimiento hacia las masas, es incapaz de manipular o tergiversar las cositas suyas, un alma de cántaro catalán, que como todo el mundo sabe, está hecho de bondad del Maresme. Que se va, que está harto dentro de un par de años. 
Bueno.
Y que se fastidie el capitán, que es Ramos, que a su vez anunciará, algún día de los próximos 4 o 5 años, que se retira, harto de no ser valorado... Es el fin de la pareja de centrales más descentrados de la historia, como lo oyes.
(Entre el clavel y la rosa, ¿quién es cada cual?)