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CIRCULAR I

Si te quedas, si permaneces, entonces entenderás. Entenderás las mañanas y la brisa que emana de la tierra limpia; el murmullo que se limita a recordarte que estás vivo, que tienes horas para ser y para tener.
Si te quedas, si permaneces, podrías ver la caída de las gentes que hacen de esta tierra un lugar mas triste, mas sucio; al menos algunas verás, y eso es bueno. Todo pasa...
Si te quedas, si permaneces, las voces que te reconfortaron una vez volverán a susurrarte al oído pequeñas verdades que provocan sonrisas y alguna lágrima, tibias gotas que en tiempos fueron a su vez alegrías, descanso para el alma. Tan sencillo como eso: permanecer, respirar, pisar fuerte y dejar que lo que merece la pena esté siempre en la primera fila.
Porque ya lo sabes, has visto mucho que dirías sí, has sentido el legítimo calor del aprecio, has tenido en tu mano la posibilidad del cielo limpio dentro de tí, en tu cabeza.
Las horas malas parecen eternas, los pensamientos se alisan, y junto a tí caminan ellos, que tanto te dieron, cierto tiempo atrás.
Si te quedas, si permaneces, entonces entenderás.