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MASCARADA PARA UN MISERABLE

¿Se puede vivir el presente legislando sobre el pasado? Se puede.
¿Se puede poner en marcha una sociedad moderna con decretos vacíos sobre hechos del pasado? Se puede si te llamas Pedro, eres socialista español y eres idiota.
¿Se puede ganar en las urnas con estos mimbres casposos? No se puede.
Escuchando una de esas emisoras de extrema derecha denostadas por los demócratas como el exgolpista Rubalcaba, que curiosamente se caracterizan por criticar todo el arco político, me sorprendo al conocer que en el famoso Valle de los Caídos no había mano de obra esclava, sino presos voluntarios, los cuales gozaban de no pocas ventajas a pesar de ser en muchos casos asesinos probados; me entero que el castigo por indisciplina no era garrote vil ni celda de castigo: era expulsión de las obras y vuelta a presidio; y encima al redimir condena por trabajos salían mucho antes a la libertad, y con casa. Este Franco...
Pues bien, nada de esto frena a los nuevos gobernantes, ni la verdad ni la realidad. Pedro el presidente no consiente que la actualidad peliaguda de nuestra tierra le fastidie sus sueños, y llevar un país no puede ser lograr que las personas vivan mejor y tengan más posibilidades. La cuestión es ganar la guerra antediluviana y sacar algunos euros más al pueblo que defiende. A esto se le llama predicar y robar trigo.
Es incomprensible que entre decenas de millones de españoles no salga ni uno capaz de gobernar con un mínimo de coherencia y capacidad, y que estemos avocados una y otra vez a sufrir ineptitudes encubiertas de justicia poética y palabras huecas. La senda tenebrosa que se preveía de pocos meses se alarga como una pesadilla sin fin otra vez. Las generaciones de inútiles políticos se suceden y cada vez salen peores moldes, peores voces, peores personas. No es posible rentar a tanta gente una vez se van para los que de verdad trabajan y trabajan y trabajan para sostener a otros que nada hicieron excepto servirse de la caja común.
No, señor, no. No vine aquí para tragar esta farsa ni quiero para los míos una vida de odio y sumisión.
¿Se puede hundir un país siendo su dirigente un aprovechado con suerte? Se puede, basta con llamarse Pedro o José Luis, ser un socialista sin escrúpulos ni capacidad, ser un miserable y, sobre todo, ser profundamente idiota. Los demás idiotas te apoyarán, no les queda otra...
Hay muchas formas de trabajo esclavo, progresistas.