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Mostrando entradas de septiembre, 2019

EL TIEMPO

El tiempo mata la esperanza, la felicidad, el amor y la fe. Pero qué hermoso es tenerlo avaramente, poseer todo. Retenerlo.

FUERON GIGANTES

Así hablaba yo entonces, cuando protegido por gigantes; qué engaño ignorar los pilares que me elevaron, qué triste presunción. Fuesen las personas y quedé al desnudo, tan pequeño como pueda ser un hombre. Pero resultó, si, un placer sostenerse sobre aquello que elevaba mi valor, mi fe. Fuesen los gigantes y quedé igual que un suspiro y, sí, mereció la pena. Ahora lo sé.

MI TIEMPO

El tiempo es viento en la montaña. Brisa entre los árboles. Rumor de río, arena de playa. El tiempo es agua que corre, tan rápido y no se bebe ni refresca. Suspiro de un segundo. Dile al tiempo que estuve, díselo. Dile que conozco la espuma en la orilla y la cresta en alta mar y el sol y el frío de las ausencias. El tiempo es ese perro que roba todo hasta saciarse, día a día. Díselo.

MIS HUESOS

Cuanto más se acentúa el calentamiento global, mis huesos se enfrían y sufren. Mis huesos, empero, no conocen a los sabios y científicos que demuestran la catástrofe; al contrario, mis huesos, que no saben de comisiones, ignoran y desprecian estas teorías y buscan el calor. Hace frío.

HORAS

Y luego está la vida sin tregua. Y no manera de calmar sinsabores, batallas, derrotas. Mañana.