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FUERON GIGANTES

Así hablaba yo entonces, cuando
protegido por gigantes; qué engaño
ignorar los pilares que me elevaron,
qué triste presunción.
Fuesen las personas y quedé al desnudo,
tan pequeño como pueda ser un hombre.
Pero resultó, si, un placer sostenerse sobre aquello que elevaba mi valor, mi fe.
Fuesen los gigantes y quedé
igual que un suspiro y, sí, mereció la pena. Ahora lo sé.