Así hablaba yo entonces, cuando
protegido por gigantes; qué engaño
ignorar los pilares que me elevaron,
qué triste presunción.
Fuesen las personas y quedé al desnudo,
tan pequeño como pueda ser un hombre.
Pero resultó, si, un placer sostenerse sobre aquello que elevaba mi valor, mi fe.
Fuesen los gigantes y quedé
igual que un suspiro y, sí, mereció la pena. Ahora lo sé.
Bienvenido. Aquí encontraras apuntes, bocetos e impresiones de una mente atropellada, y son fruto del momento en que fueron expresados. No hay verdades esenciales excepto las del instante concreto: por eso las mantengo. No te enfades si te hieren o parecen injustas pues seguramente lo sean de alguna manera. Aquí se quedan como hijos frustrados. Intenta disfrutar, el objetivo es que algunas palabras y frases te entretengan. Entra.