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PARA DESPUÉS

Primero era un resfriado fuerte.
Luego pasó a gripe peligrosa para ciertas personas.
Ahora mueren gente joven y aparentemente sana. 
Hablaron de daño improbable.
Luego recomendaron ciertas prevenciones.
Ahora encierro suave en casa.
Barajan aislamiento total durante meses.
Y la mejor sanidad del mundo colapsa y se protege con bolsas de basura. Aplaudimos su labor; y son los primeros damnificados y trabajan desde la impotencia.
 Y me preguntó cuándo se pudrió totalmente la autoridad política y porqué no nos dimos cuenta de su inmenso poder destructivo. Porqué no podemos elegir opciones operativas, sólo listas interminables de mediocres y aprovechados sin preparación ni ganas.
Después, si es que hay un después, me gustaría mirar una lista de partido político que sea absolutamente técnico, con profesionales de diferentes áreas, y que juren gestionar con asepsia y respeto sus áreas de acción. Y me gustaría que todo aquello propio de la conciencia y pensamiento del individuo no sea violentado, como lleva siendo violentado desde décadas atrás.
Pido para mí país gestión de lo público con criterios profesionales, objetivos; y exijo desterramiento con deshonor de ideologías, cosmovisiones, propagandas más o menos estrafalarias y miserias varias a la cabeza de cada cual selladas y confinadas. El encierro mental de tantas falacias.
Porque el gran virus de la ideología panfletaria de la política es el gran engaño y la perfecta excusa del gran simulador que es el político-tipo de nuestro tiempo.
Un partido diseñado para hacer funcionar un país, una sociedad, y no pudrir miserablemente las cabezas con sus pócimas de ponzoña infértil; un partido de servicio con gente capaz.
Pues de otra forma, si no hay una transformación a la limpieza y a la pureza de nuestras aguas sociales, diremos cómo aquel, desolados y cansados: Fuese y no hubo nada.
Excepto muertos, como siempre.