Ir al contenido principal

UNA FRASE DE VERDAD

Decía uno cualquiera que no viene al caso que el truco consiste en tener una frase de verdad. O sincera o pura, da lo mismo; el caso es que ésa es la llave de un hallazgo en la expresión, y digamos que facilita la trascendencia de un momento y su permanencia en el tiempo, a veces legendaria: de esto hay muchos ejemplos, por citar uno diré la famosa frase: "Sangre, sudor y lágrimas" del maestro Churchill.
Bien es verdad que ésta máxima en la que me apoyo para razonar estaba referida a la creación literaria de ficción, pero considero con cierto criterio, fruto sin duda de mi ignorancia, que puede trasladarse a la comunicación de cualquier índole, y por tanto también a la comunicación verbal.
Desde que nos está arrollando la pandemia tenemos al señor Simón, experto sin duda en temas sanitarios pero sobre todo pagado de sí mismo en grado sumo, hablando e ilustrando sin parar a los sufridos videntes con explicaciones ora tranquilizadoras ora crípticas, y ora falaces desde su voz peculiar y con un aspecto ciertamente luciferino que, curiosamente, confiere al personaje una extraña impresión cambiante, entre lego y mentiroso, pero sorprendentemente eficaz.
Por no extenderme demasiado diré que el fallo de este hombre es que carece de una frase que sea verdad, no en sentido ético, que también, sino sobre todo en dirección a lo apuntado al principio de esta reflexión. 
Es verdad que ha llegado a decir que si falla esto y aquello de los escenarios probables nos quedaría la opción "de perdidos al río", que no está mal pero no llega a sostener una cosa perdurable. Hallazgo, sí, no suficiente.
Yo recomiendo a este buen señor de aspecto comatoso, física y profesionalmente, que recurriera para inspirarse, o incluso plagiarla sin tapujos la famosa sentencia de otro portavoz que alcanzó con ella gloria y perdurabilidad; prueba de ello es que casi 40 años después la saco yo aquí a colación. Lo que debe hacer el buen Simón es plantarse ante el micrófono y, después de carraspear a gusto y afinar la voz, soltar sin más adornos:
- Es un bichito que si se cae se mata
Y con paso firme darse la vuelta y desaparecer entre los ecos de pasos firmes. Brillante y eterno.
Total, el resto de lo que está pasando va a ser igualmente inolvidable.