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MR. PERDÓN



Al señor Guardiola le parece que los blancos (así a bulto) deberían pedir perdón a los negros (así a grosso modo) por el trato dispensado durante "400 años"; he aquí el hombre, hete aquí el líder, vea usted al elegido. Lo de los 400 años debe ser una cosa que abarca mucho en apariencia y simplifica el mensaje del líder social, porque quizás debiera poner unos cuantos años más para hacer justicia a los esclavos que en el cálculo del catalán universal se quedan fuera de su compasión o lo que sea que pretenda el míster. Porque la esclavitud me suena que abarca no 400 sino unos cuantos siglos, y aún hoy persiste en diferentes grados (China, Cuba, Corea, Países árabes) y gran variedad de razas, no sólo la negra, también conviene puntualizar.
Como buen bienqueda que es, el hipócrita se arroga el deber de hablar por una raza, la blanca, a la que se autoadscribe sin más dilación. Debería preguntar en ciertos lugares de éste nuestro mundo quienes consideran ellos que son blancos y quienes son simplemente morenitos, hispanos, PIGS y demás morralla que según sopla el viento las buenas personas que en el mundo todo son definen a los inferiores, porque algunos pocos que le oigan hablar se sorprenderán de que se proclame blanco un hispano. El dirá que no es hispano, que es catalán, pero eso es subjetivo, porque lo que no es Guardiola precisamente raza pura, como casi todos los que pululamos por la alfombra terráquea tenemos poco pedigrí, incluso los nacidos en Sampedor y adalides del pueblo elegido.
Y aquí llegamos al epicentro de la cuestión, que no es otro que la inmensa desvergüenza de tanta gente hoy día con mensajes entre abstractos y absurdos con los que se pretende comprar la voluntad de la mayoría. Usted y yo y el de más allá no tiene porqué pedir perdón por el esclavismo, los plásticos del planeta, los crímenes de Hitler o la invención de la rueda, entre otras cosas viejas y terminadas, por la sencilla razón de que no son nuestra responsabilidad. No es mi culpa que haya racistas por el mundo y no pediré perdón por su existencia, y menos a gentuza que sólo busca sacar rédito de estos hechos. No pediré perdón asimismo por los maridos que matan a sus mujeres ni por los violadores porque la sencilla razón de que yo no he sido el autor de esos crímenes. No pediré perdón tampoco por las injusticias que suceden a cada instante en todas partes: pediré perdón cuando sea responsable de algo feo o injusto yo personalmente. Ya está bien de flagelarnos colectivamente, que eso es cosa personal; hay que dejar de proclamar lo buenos y concienciados que somos y empezar a ser, cada uno en su parcela, buenos y concienciados. Demostrarlo, en suma.
Pero bueno, siguiendo esa línea guardiolesca de la bondad selectiva, habría que decir a mr. Perdón que se aplique el cuento en persona y pida perdón en nombre de Cataluña por más de 100 años de vejaciones y agresiones a España y a muchos españoles que han contribuido con su esfuerzo a levantar su pequeño país, con la única recompensa de desprecio y exclusión por parte de sus amigos (éstos sí) racistas y enfermos de xenofobia.
Pida Guardiola perdón por sus pecados, que son muchos y variados, y déjese de vaguedades que no le atañen. El mundo lo agradecerá, y podrá seguir viviendo como un rey, pero algo menos farsante. Aplique a su vida personal lo que parece exigir a los demás. No sea fariseo, hombre.