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UNA MAÑANA

Yo en la orilla esperando en la orilla desesperando mi suerte negra y merecida y consciente de los años perdidos y las oportunidades perdidas y los fracasos masticados en línea como puñales de odio y miradas de odio y desprecio al tipo herido embalsamado que espera y desea la irrelevancia.
Tan pequeño.
Yo en la orilla mirando logros y alegrías en la orilla soleada cuando sin sombras caminaba bajo un sol amigo acariciando mi cabello crispado y deseando darme más regalos aparte de los tesoros sonrientes y las sonrientes fechas donde todo tenía sentido y era sin más.
Tan grande.
Yo en la orilla gordo y feo y ahora viejo reptando en línea recta mascando la ira de nadie y la ira de todos y la indefensa protección que proporciona la incapacidad de saberse microscópico y débil como débiles son las certezas que alguna formaron parte de mi mente.
Tan pequeño.