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NO ESPAÑA


Lo sucedido ayer en Vascongadas demuestra una vez más que si los españoles queremos vivir tranquilos hay que desgajar gangrenas. No hay otra solución o estaremos abocados a la insignificancia del país dividido y a la deriva; del país imposible. Llegados a este punto, no hay necesidad de seguir financiando y aceptando que una región llena de orcos que desprecian a los muertos y a los exiliados por obra (esto sí) un régimen asquerosamente racista, violento, hipócrita y vergonzosamente injusto por dictatorial, tengamos además que soportar la situación grotesca llamada cupo vasco que no es otra cosa que una súplica humillante para aparentar que el país sigue unido. No es así. España hoy es un polvorín trágico que no se sostiene, y lo que es peor va camino de inútiles confrontaciones.
Pues da asco y pena que la peor calaña de personas, personajes más bien, vivan financiados y alimentados con el esfuerzo y la capacidad de todo el país. Gracias, cómo no, a los socialistas, que sólo viven para y por los despachos públicos y el saqueo inmoral, un porcentaje abrumador de los ciudadanos vascos desean y aprueban el mal como forma de gobierno, sin mayoría silenciosa ni historias. 
Nada que hacer ni sentir esa tierra maldita y penosa debe votar ya su independencia y salir de nuestras vidas, si es posible con Cataluña de la mano. Seremos menos, pero más fuertes, y sobre todo no tendremos que financiar basura humana que vive y actúa fuera de cualquier ley.
La equidistancia y el relativismo que nos nubla el pensamiento debería dar paso a la claridad de crear, por fin, el independentismo español como contrapeso a toda esta inmundicia.
Quizá estos paises, una vez libres, vuelvan a la españolidad y se liberen, ellos y por ellos, del estercolero que los conduce.
Bailen el aurresku cuanto quieran, pero no en España, no en España.