Ir al contenido principal

LA CULTURA Y LA PROPAGANDA


 
Una de las buenas noticias de esta época de pandemias y agresiones de los de siempre es el tremendo olvido, con excepciones, que los otrora voceros engreídos de la cultura, esa cosa que por lo visto engloba única y exclusivamente la ideología sesgada a la izquierda y que los genios que la sostenían hasta ayer mismo, soberbios ellos, a base de subvenciones y carpas varias, de repente han sido olvidados en su labor de zapa ideológica (excluyendo los de TV) y parecen rogar una oportunidad de entretener a las gentes en sus teatros vacíos pero segurísimos. El chiste sería que son tan reguleros que ni el Covid entra a verles y por eso son espacios seguros, pero la verdad parece ser otra. La gente no está para zarandajas, no tiene muchas ganas de bromas ideológicas y de lecciones pesadas y finalmente tristes. Y me refiero a que lo que antes era un peaje a pagar (la bazofia intelectual) ahora es un inconveniente añadido. Enfangados como estamos resulta insufrible ciertas bromas que parecen consignas de un poder absoluto que controla y decide todo. La cultura española, casposa en su vertiente oficial y vergonzosa en su chulería teniendo en cuenta lo pobre de sus resultados, o se sube al carro de la futura dictadura venezolana o se queda sin comer. Naturalmente se subirá pero ya no será lo mismo: Hay una corriente nueva que no admite lo que antes toleraba, que es la falacia y el servilismo de los titiriteros para agradar a sus amos los pagadores.
Impagable contemplar a estos mediocres propagandistas de la nada suplicar a las gentes que vayan a verlos a los teatros a reírse o a soñar. Me gusta pensar que las mentes sanas han descubierto la falacia y no sueltan el dinero si no hay una buena razón para ello, y se evitan sentirse señalados por tener otras ideas o avergonzarse con las bromas hirientes sobre sus creencias.
Para entendernos, si Pablo dice ladra y yo digo guau, dí tú guau y que Pablo te pague la broma. A lo mejor llenas el teatro ahora que está limitada la capacidad. Para cultura, la de verdad, la que no conoce servidumbres.
La que acallan siempre y no se va nunca.