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EL SEÑOR GOBIERNA


 
Y éste es el trato: lo tomas o lo dejas. 
Si lo tomas tendrás sitio en la mesa de tu señor, y yo soy tu señor, y yo gobierno sobre ti y sobre lo tuyo y no se discute, nadie lo discute y tú tampoco. Fíjate que estarás en la mesa, recibirás tu parte y darás gracias por lo que yo decida proporcionarte. Brindarás por mí y hablarás cuando te sea concedido. Tu parte es exigua, tienes prohibido quejarte pues hay muchos delante de ti y eres sospechoso. Comerás algo y agradecerás las migajas del resto, que son generosos y limitan el hartazgo para mantener vivos a otros. Vivirás si lo permito, pensarás lo que yo diga y tu pensamiento es mío. Yo soy el señor, el amo, el director y todo es mío, y todo lo que concedo es por mi gracia y mi designio. Mis opiniones son ley. Tú eres mío para siempre.
Si lo dejas vivirás apartado de mi influencia y te reduciré a cenizas. Serás un silencio, una bruma apenas que camina en los límites y no se ve. Tu voz no existirá, nunca naciste y vivirás el tiempo que yo determine en el espacio que te asigne. Será duro. No respirarás y sufrirás la maldición del tiempo: allí no hay paz ni vida posible, y menos aún posibilidad de elegir. Si la dejas estarás condenado a la insignificancia.
Este es el trato: yo soy tu señor lo quieras o no, basura. 
Hay rincones en sombras que se mueven con inquietud.