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SOBRE LA GRANDEZA DE SER VALIOSO

 

Cuando joven yo escuchaba con atención las palabras de mis mayores y las guardaba para mí si de alguna manera me satisfacían; aún hoy uso las expresiones en ocasiones, a veces como broma, a veces como elogio verbal, me es grato desempolvarlas incluso si no salen de mi pensamiento.
Una de las expresiones que últimamente me ronda es aquella que se usaba a discreción en mi mocedad en conversaciones de café y charla en bares, en salones cuidados. Porque en aquellos años mucho era cuidado: las casas y la vestimenta. Entonces dos personas, tres hablaban un rato y diríase que eran momentos trascendentales, como sin prisa. Yo oía las frases hechas de entonces entonadas como si fueran nuevas y originales, y realmente sonaban a mis bisoños oídos de tal guisa, si señor. Y existía un instante en algunas de esas charlas de adultos inteligentes y cultivados que para mí elevaba la trascendencia del momento, lo remarcaba con tinta indeleble. Era cuando alguien, hablando de tal o cual individuo decía simplemente:
-Es una persona valiosa. 
¡Qué placer, qué elogio supremo, qué honor recibir semejante halago! Si la boca que expresaba así su admiración por otro era a mi criterio valiosa, sentía doble alegría. Dos personas valiosas en este mundo, y yo las conozco. Hubiera yo, de no ser tímido enfermizo, corrido alegre a la persona aludida y abrazarla conmovido por el reconocimiento; nunca lo hice, claro. Pero guardaba el elogio y elevaba mi opinión del elogiado o elogiada.
Desde aquéllos años he conocido a mucha gente de distinto pelaje a la que aplicaría con gusto la etiqueta y eso reconforta, saber de gente valiosa y saber que caminan entre nosotros. La gente valiosa es para mí algo importante y definitivo porque no trata sólo de apreciar el valor intrínseco de una cualidad concreta sino más bien del perfil general, de la hechura completa del individuo.
Esto me ha venido a la cabezota porque ayer leyendo el periódico me llamó la atención una frase del señor Casado, líder del PP. En ellas afirmaba que el partido Vox es responsable del gobierno que nos asuela, supongo que es culpable por existir. Al margen de lo que pueda yo pensar, este tipo de cosas son las que hacen que tengamos los gobiernos que tenemos y no Vox.  Vox no. El gran drama de nuestro país es que Casado, como Rajoy antes, no son mejores que Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, en el fondo hablamos de la misma cara en distinto prisma. Y las personas valiosas, valiosas de verdad, no están donde deberían estar para que su capacidad nos eleve a todos y nos mejore. 
Andan seguro en otros menesteres. El gran drama es que no pisan la arena política donde lo único valioso es los sueldos y las miserias morales que, algún día y Dios mediante, serán estudiadas para evitar repetir un sistema fallido. 
¡Cómo me gustaría ver a una persona valiosa sirviendo en lo público, alguien que de luz!