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EL GRAN RESETEO DE DAVOS

 

El foro de Davos anuncia el gran reseteo del mundo. Acojona pensar a qué se refieren. Las tecnológicas deciden qué se dice y quién. Preocupa. Llevan tiempo hablando de la nueva normalidad y tenemos a la población semiencerrada desde hace un año. Si no fuera porque el ser humano es por naturaleza un caos podría decirse que algo se cuece a nivel global, algo definitivo y con visos de estar en marcha. Acojona, repito, al menos a mí. En 2030 no tendrás nada y serás feliz, proclaman. ¿Se han puesto manos a la obra en serio? ¿Quién morirá en el proceso? Es cierto que el mundo desarrollado estaba últimamente herido, no por su evidente eficacia, sino por un proceso autodestructivo fruto de su propio éxito, como un agotamiento mental de la fórmula, y por eso mismo es posible que la conspiración nazca del propio sistema y más concretamente de los personajes destacados que han triunfado en él.
Se habla de Gates, Bezos y otros como cerebros de esta especie de socialismo capitalista, una especie de modelo chino trasplantado a escala planetaria. ¿Es esto posible? ¿Es real? No importa, lo inquietante es que lo parezca, y lo parece. ¿Puede triunfar? Lo veo imposible pero qué sabré yo. Cuando una persona se desborda de éxito hay posibilidades de que la cabeza se le vuele y se vea como un líder o un dios omnipresente como si crear Amazon o Microsoft o haber reventado el mercado especulativo proporcione superioridad moral e inteligencia multidisciplinar a quien no es más que un principiante en casi todo lo demás que no es objeto de sus mercaderías, pero a la vez el dinero mueve voluntades y facilita esfuerzos. Y esta gente tiene dinero y poder de corromper... ¿dónde está la verdad?.
Un tipo que se llama Gates crea Windows en un garaje. Puertas, ventanas, garaje, ¿le da ese bagaje para controlar el destino del mundo? ¿le da capacidad para decidir qué necesita cada persona concreta del planeta? ¿o es un juego de poder de millonario aburrido? ¿puede hacerlo, puede realmente hacerlo?. Davos, Covid, Bezos, Soros, Gates, las autoridades chinas en el mismo barco no es creíble, no es racional, pero alienta la sospecha ahora que todo es como un sueño difuminado y extraño.
El río suena. El mundo ha cambiado. El libre albedrío hoy, es una quimera. Han superado a Dios.
Y yo, pobre tonto, sigo prefiriendo la locura incontrolada y fértil de Van Gogh y de Poe, el delirio de Goya y la fiebre de Mozart, el tesón de Chaplin y la bondad de Juan Pablo II a las papillas prefabricadas de Amazon o Netflix. Yo prefiero el caos antes que el orden lobotomizador de la igualdad sin diferencias.
Yo prefiero el siglo XX y su locura sangrienta antes que el 5G, entiéndeme, soy así de pequeño. Y si a éstos señores no les gusta el mundo que lo abandonen antes de romper su equilibrio anárquico, que no venimos a ser iguales, venimos a enloquecernos con la vida salvaje e incierta. No más puertas que no puedan ser reseteadas por cada uno de nosotros.
Pero es todo falso ¿no? Parece de noche.