Está uno tan a gusto en sus cosas, dándole vueltas a la manera de salir de los agujeros de la nueva anormalidad cuando recibe una nueva lección del salvador del mundo y sus alrededores. Este hombre, de profesión filántropo y de vocación medieval, después de avisar de la pandemia sin haber hecho nada para evitarla, ahora previene del bioterrorismo (a buenas horas) y del coñazo, sublime, del cambio climático, ese efecto devastador que siempre pasa al futuro a pesar de los augurios. Ahora es el 2060.
La propuesta que subyace en la mente del bicharraco es, sin duda, la vuelta a la Edad Media sin pasar por la casilla de salida. Vamos con todo, Bill. Lo que tú quieres es convertirte en el señor feudal y nos propones que seamos tus siervos de la gleba, porque al revés ni lo contemplas, no te jode el Bill.
La propuesta que subyace en la mente del bicharraco es, sin duda, la vuelta a la Edad Media sin pasar por la casilla de salida. Vamos con todo, Bill. Lo que tú quieres es convertirte en el señor feudal y nos propones que seamos tus siervos de la gleba, porque al revés ni lo contemplas, no te jode el Bill.
Mi propuesta (yo también tengo opiniones sobre todo, no te vayas a pensar, aunque sean todavía más inconsistentes que las tuyas) es la siguiente para tu solaz y deleite: Cierra una de esas extensiones de terreno que coleccionas Dios sabe para qué y pon un castillo. Busca voluntarios para rellenar el escenario (herreros, agricultores pobretes en general) y construye paso a paso tu sueño sin dar por saco a los demás, que de eso se trata. Los delirios, mejor en la intimidad y sin salpicar a todo el planeta.
Que sepas que no debió ser una buena época para casi nadie. Necesitas nuevos retos, más humildes, Bill.
Te lo prometo. Hay películas a mansalva sobre el particular, y seguro que algún parque temático. Y ya es bastante, tío, no te vuelvas loco o te van a lapidar.