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LA VERDAD (PERIFERIA)

 


Todos los partidos e ideologías "antifascistas" (PSOE, PP, CIUDADANOS, PNV, ESQUERRA, PODEMOS, Etarras...) son, por definición, grandes amantes de la muerte y ésa es su esencia última. Unos por convicción y otros por cobarde asentimiento. No la muerte como hecho natural consecuencia de la vida, sino como ruptura y agitación de la misma en todas sus variantes. Por casualidades de la vida (o no) los líderes de las defunciones arbitrarias gobiernan en esta pandemia/conspiración/holocausto o lo que sea. Por lo tanto están en su salsa cual cerdos en el barro disfrutando de lo que más desean, que es la muerte ajena. Lógicamente no van a hacer nada por erradicar tan bella circunstancia, pero no es suficiente a sus ojos tan poca chicha: hay que destruir más y mejor. Necesitan sus viejas obsesiones para realizar la ardua misión que la Historia les ha encomendado y sin las que todo el entramado falaz quedaría al desnudo. Es imprescindible destruir al muerto llamado Franco, ensañarse con los débiles y los que no pueden defenderse (aborto, eutanasia, destrucción de la educación especial, humillación de víctimas del terrorismo y otras bondades) además de robar todo lo posible, lo cual es el fin último e inexcusable que hace funcionar la rueca.
No merece la pena señalar aquí las leyes, decretos y órdenes publicadas por nuestros representantes durante la vergonzosa pandemia, ni tampoco llorar o indignarse por ello. Es lo esperable. Y, por lo mismo, todos nuestros gobernitas se pasan por el forro las normas que nosotros, populacho, debemos cumplir. El mundo es así y siempre ha sido así: todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros.
¿Qué podemos hacer? Poco mientras el 80% de los partidos políticos masivamente corrompidos tengan representación en las instituciones, nada mientras los votantes sigamos arrastrándonos a las urnas con el voto decidido desde el sentimentalismo y no desde la exigencia racional ajena a ensoñaciones más o menos estrambóticas. Llegará el día en que cada uno de nosotros tenga, con su voto, la posibilidad real de fumigar la cosa pública para obtener lo necesario e imprescindible que evite el atropello a la libertad: unos gestores eficaces y profesionales para una sociedad limpia y honesta.
Mientras tanto aquí pacen los Ábalos, Celaas, Sánchez, Torras, Urkullus, Monteros, Casados, Arrimadas y otros parásitos que, más que ayudar, suponen una carga trágica para todos nosotros. Y encima nos quieren matar.
Antifascistas que nos desean la muerte para después repartirse nuestro ropaje. ¿Os suena? 
Se llama democracia pero no lo es, no lo es; hablamos de un orden social grotesco y criminal, instalado en la periferia de la lógica y el verdadero progreso.
Un escupitajo humillante a lo mejor del ser humano, para acotar el problema con precisión quirúrgica. QED.