En la nave vamos,
nosotros el rebaño
guiados por el rey
de los farsantes.
Eres un mentiroso
y no te importa
que se enquiste la
brutal losa
de tu poder
inmenso.
Espantosa travesía
a la sombra de un dios
sin mas atributos
que la simple tarea
de mentir
a los que nada saben
de intenciones,
de balances,
de las grandes mansiones.
Los barcos zarpan igual,
uno tras otro,
sin control
y naufragan
en el mar abierto
guiados
por el rey
de los farsantes.
La bruma terca
acelera
la ignorancia
de los
corazones.
Suenan las horas
últimas...