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UN FINAL

 Sucedió de noche mientras las personas descansan en sus madrigueras. Escuchó unos pasos acelerados detrás en la calle y su piel se estremeció quizá alerta. Los pasos se detuvieron justo antes de sentir frío una, dos y tres veces antes de comprender que su carne era atravesada.
Cayó al suelo en silencio. La sangre y la vida se escapaban ávidas; apoyó la cabeza en el suelo y se dejó arrastrar a la inconsciencia inevitable. Y allí tendido quedó en la noche mientras los pasos se alejaban como un insulto. Los sonidos de alguien indescifrable para él, que no le pudo ver o reconocer. En la noche cerró los ojos en falso, sin explicaciones.
El resto amanecería feliz o no, pero amanecería a un nuevo día. Limpiaron la sangre y retiraron el cuerpo.
No hubo palabras. Se creó un hueco en el ciclo, uno más.
Hay mil explicaciones posibles y una sola tumba. Era sábado, por si sirve de algo.