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RUEDAS


 Dices que no hay posibilidad de dejar de reptar y nunca has dejado de hacerlo. Puedes levantarte y andar como caminan la personas orgullosas y llenas de vida, puedes ser otro. Despierta, no todo se ha perdido, no escuches mensajes creados para someterte, no aceptes consignas que nunca han anidado en tu corazón. Lee, aprende, mira, comprende. Cualquier día tu poder personal se impondrá a la mediocridad que te encierra en habitaciones sin aire. Pisa fuerte y recuerda las caricias antiguas de la gente que te amaba que, aunque no estén, están. 

Hay un espacio para ti y para nadie más, no lo entregues...

En los márgenes quedan todos los derrotados sin lucha como muñecos sucios, los que concedieron devolver la libertad y la independencia a cambio de promesas difusas y sensaciones tristes. No te despistes o vendrán también a por ti, y eso es un juego perverso y cruel que lleva a muros indignos y a pabellones sin luz. Ahora, siéntate y escucha las palabras que nacen dentro y dales aire y vístete con tu mejor dignidad que eso se espera de las personas libres: que busquen entre los escombros y salgan del todo limpias.

Te digo que es imposible pasar los tiempos dando vueltas en una esquina del patio trasero. Eso no.

Tenía que decirlo y lo he dicho.