Para educar a tus hijos necesitas poder de convicción, talento y suerte. Y eso es todo tu bagaje para que crezcan limpios de mente y sanos en raciocinio, para que sean personas buenas.
Para evitar un desarrollo de perfección, ellos tienen todo el dinero del mundo para machacar conciencias y pudrir voluntades en todos los rincones, y todo el tiempo del mundo. Es lucha desigual pero merece la pena.
Merece la pena.