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LO QUE HEMOS OLVIDADO EXIGIR

 



Cuando te atiendo, creador, no quiero que me metas en la sordidez del mundo, que eso ya lo vivo cada día. Lo que necesito es que me saques de él, al menos por un tiempo, el que te dedico.
Esto quizás lo has olvidado y me das lo feo, y la evasión se convierte en reflejo deprimente de lo sucio y depresivo de vivir.
Y nunca salimos de la víscera radical, nunca descansamos ni esperamos otra cosa que el horror.