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NADIE DISTINTO

 


He pasado el día en un Centro Comercial. Ropa al peso, comida al peso, vida al peso. Las chicas jóvenes empeñadas en mostrar sus cuerpos, su piel, su trasero como en un mercado, vestidas igual unas a otras en extraña falta de elegancia. No hay estilo. Los chicos parecen pandilleros sin objetivos y van peor vestidos que ellas. Todos de marca, eso sí; ropa sin lustre pero con logos por todas partes. En todas las edades vulgaridad sin complejos: uniformes en la fealdad del estilismo. Quizá algún despistado con atuendo de toda la vida y bien conjuntado en los colores.
Lo peor es la profunda sensación de decadencia humana y de debilidad social. No hay con qué construir el futuro si esto es reflejo del estado siniestro de nuestra sociedad. Uno acaba agotado de tanta y tan gruesa fealdad.
Un horrible desencanto y un presagio del futuro sin grandeza. El mundo ha cambiado y se desvanece. sin remedio. Por eso votan a quien les va a terminar de deshumanizar y se visten como ciegos sin rechistar.
Una pena que ya seamos números sin valor.